21 febrero 2007

Bark at the moon

¿Como escribir sobre el affaire di Nucci y no caer en lo que ya se dijo? Difícil tarea. Aparte, quizá huelgue decir algo más, sobre todo acá, en un blog con escasos (me apresuro a decir, selectos) lectores.

Mejor dejo hablar a di Nucci:
-¿Y no es peligroso sugerir que ser escritor no es un trabajo?

Está bien, puede ser. Quizá porque yo no me siento escritor. Yo trabajo de periodista y eventualmente hago otros laburos. Pero en cuanto a mis valores, para mí, esto es lo más aceptable. Me parece muy triste y lamentable la gente que empieza a hablar de su pánico a la página en blanco. En este mundo, escribir es una felicidad.
Digo, como John Sladek: la bastardilla, es mía. El bastardeo, de él.

(Tomado del diario La Nación, cuando todavía no sabían nada de Nada.)

Es llamativo el silencio del mundillo literario, tan afecto a polémicas. Y el que haya gente a favor del afanoso homenaje, con notables vínculos con ese mundillo. Parece ser una moda.
Algunos autores acusados de "intertextuales", según ciertas fuentes:
Por último, y para terminar, aquí le dejo a cualquier aspirante a "post literato" las escasas repercusiones legales que puede tener el afán. Esta respuesta a una pregunta que le hicieron en Página/12 a Mónica Cavallé, homenajeada por Bucay, nos dice todo lo que necesitamos:

–Con más de 70 páginas copiadas de una forma más o menos literal, ¿por qué no está convencida de iniciar un juicio por plagio contra Bucay?

–No me he adentrado por la vía jurídica porque tras un período largo de asesoramiento asumí que afrontar esta vía desde Madrid, teniendo en cuenta que el asunto compete a muchas editoriales y países, es complejo, costosísimo (la filosofía no da para tanto), y puede durar años. Por otra parte, legalmente no cuenta lo que ha ganado Bucay con el libro sino lo que yo he perdido por él, y esto último, ¿cómo lo demuestro? El proceso puede convertirse en una auténtica ratonera, por lo que en su momento preferí eludirlo. Además, Bucay se comprometió telefónicamente a elaborar un comunicado con su reconocimiento público del hecho. Consideré que este reconocimiento era ya una forma de retribución ante mí y ante sus lectores.

En mi barrio hay dos dichos: "El que avisa, no traiciona" y "Si pasa, pasa".

(Este post se ha armado, como se puede ver, con numerosas inspiraciones. He linkeado cada una de ellas. El que avisa, no traiciona.)

7 comentarios:

  1. Bueno, a mi, sinceramente, el affaire Di Nucci me tiene indignada.
    Pero ya ni siquiera por el asunto del choreo, le voy a decir. Me parece que al final, afanarse cuarenta páginas de otro libro, es el mal menor.
    El mal mayor, el de todos los días, el que tenemos internalizado y con el que vengo insistiendo desde hace unas semanas es nuestro afán del "todo bien"
    "Uh, loco, se me escapó un tiro y maté a tu hermano" "Ah, pero fue sin querer, todo bien"
    "Che, participé de un concurso de canciones nuevas, mandé la cucaracha y gané" "Ah, ganaste? Todo bien"
    Podría dar millones de ejemplos. Estos son exagerados, claro. Pero por exagerados, no están tan lejos de la realidad. Todo lo contrario.
    La avivada alla Argentina me tiene la paciencia llena.
    Y me llena aún más la actitud de aquellos que dicen: "Yo no tengo nada que decir al respecto del plagio porque ahora todo es intertextual, no solo ha muerto el autor, sino que tambien ha muerto el honor e internet potencializa que un texto sea de todos"
    Mentira! Cuántos de los que están utilizando ese argumento ordinario ponen el grito en el cielo si les reproducen los textos y no los citan? Cuántos, por favor.
    Dejemonos de joder. Qué cruzadas están todas las coordenadas!
    En algún tiempo, había una lista con cantidad de cosas que estaban mal, que eran deshonestas. Ahora, resulta que no hay ninguna! Todas se pueden justificar según el contexto en que van dando.
    No. Esto así no va.
    Coincido con usted, Fender, es sospechoso el silencio del circuito literario argentino, aún más que la intención de cierto grupete académico por disculpar lo imperdonable.
    Pero es peligroso, lamentablemente peligroso, que nadie diga:
    Muchachos, esto no es así. Esto está mal. Participar de un concurso, plagiando nada menos que cuarenta páginas o setenta o cien, no sólo es deshonesto y quita credibilidad al concurso y quién lo realiza, sino que bastardea a los otros participantes. Hubo, estoy segura, centenares de escritores que estuvieron con el traste en la silla durante meses para escribir una obra que pueda participar del concurso. Y no sólo han perdido en esta oportunidad sino que han perdido frente a un fraude que debería ser por lo menos, condenado públicamente (y ni siquiera hablo del contenido, sino del accionar del autor).
    Porque no está todo bien. Porque no está bien convivir con esta impunidad. Porque en algun momento hay que ordenar las cosas y volver a reestablecer ciertas "reglas", cierto orden.
    Y digame, si usted quiere o si quiere alguno de sus lectores, que soy autoritaria; que la libertad tiene estos resquicios por donde se filtran estas cosas, pero vamos... en nombre de la libertad, del todobienismo, se hizo y se está haciendo cada cosa.
    Este asunto me entristece. Me enoja. Qué le voy a hacer.
    Sonaré infantil, pero descubrir que tanto el que calla como el que defiende, tiene un muerto en el ropero, me quita la poca esperanza que me queda en que algún día (y algún día es CADA día) las cosas van a ser un poco mejor.

    Salú.

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  2. Un amigo mío suele espetar una frase: le tengo miedo a la mediocridad. Y mediocres son aquellos que copian sin avisar. Allá ellos (y allá todos aquellos a los que no les interesa) si pueden vivir con esa mediocridad a cuestas.

    Por otro lado, en el campo de la creación artística, con tanto volumen saliendo a la luz año a año, yo siempre me pregunto: en qué momento se acabará la bolsa de la originalidad, en que momento todos se empezaran a repetir, no porque sean vagos, sino porque no hay camino sino hacia abajo?

    Yo diría: el que crea, que cree, el que no pueda, que no se la crea. (que ingenioso juego de palabras, no es verdad?... se lo debo haber copiado a alguien... :))

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  3. El gran ingrediente que encuentro a faltar es el amor propio. Parece que pesa más el hecho de ganr un concurso literario, que el hecho de saber que lo que escribiste es 100% tuyo, fruto de tu imaginación, tus experiencias, tus adicciones o tus locuras.
    el plagio... ¿no debería darle vergüenza al plagiador?
    Me preocupa, como a Vontrier, porque creo que es un signo más del tipo de sociedad en la que nos estamos abocando. No me extraña que los adolescentes de hoy en día crean que es más valioso ser "famoso" como un participante de Gran Hermano (o una Vedette que canta -mal- en los Show Bosta de Tinelli) que ser un buen artista, escritor, actor, o ¿porqué no? un científico, médico, ingeniero, contador,...

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  4. Muy bueno el informe, destacable el linkeo de cada "inspiración".

    Esto me hizo reflexionar un poco y debo confezar que plagié una redacción de mi prima cuando estaba en 5to grado...

    Un gusto.-

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  5. Hola (permisoooo...).
    ¿Quiere uno más para agregar a su lista? El señor Felipe Pigna, respetado historiador que le rob... perdón, que publicó un artículo completo de una amiga, periodista ella, lo puso en uno de sus tantos libros y después le dijo que había sido un error en el citado. Tuvo que pagar, sí, y agregar la cita en las siguientes ediciones, pero la prensa lo defendió descaradamente porque "acerca la historia a los chicos".
    En fin, cosas veredes, Sancho (Don Quijote de la Mancha, Miguel de Cervantes Saavedra).
    Saludos, si hay lugar, cada tanto voy a pasar por aquí (me gustó lo de "selectos lectores").

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  6. Milenius: qué buena noticia que Pigna haya tenido que ponerse por "citar sin fuente" que es lo que dicen todos "Uh, me olvidé de citar la fuente, perdón".

    Gracias por pasar.

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Perdón el capcha, pero el spam golpea fuerte estos días.