Quizá lo que me une a él no sea otra cosa que la conciencia. No el talento, por supuesto.
El saber que el día a día nos impone cosas que no querremos después, que nos rondarán como fantasmas rápidamente conjurados y los cuales, llegado el momento, tendremos que enfrentar como cualquier Iván Karamazov, aunque nos esperen las amadas tumbas de Europa.
Para muestra, presten atención al final.
No puedo creer que coincidamos en valorar a Henry y su fabulosa visión del mundo, Fen.Es mi escritor favorito.
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