Mientras, la política se trasviste y se convierte en otra cosa: se tinelliza, se agulliza, se borocotiza, se clariniza, se oficializa, se oposicioniza, se sushiniza, se apocalipsa, se bosteriza, se achica, se achica, se achica...
Los atributos para votar a un tipo (o tipa) terminan siendo una silla de ruedas, que le fue bien en Boca, que no hay que hacerle el juego a la derecha, que se afanan todo pero hacen, que siempre voté al Partido, que a mi abuela le dieron la pensión, que se parece a Evita, que es la mujer de, que es el hermano de, que será un asesino pero acá hace falta mano dura, que no le probaron nada todavía, que con Perón estábamos mejor, que con Alfonsín estábamos mejor, que con Méndez estabamos peor, que los radicales no pueden manejar el conurbano, que los peronistas son unos negros de mierda, que como soy socialista voto cualquier cosa menos a otro socialista, que son todos putos, todos putos.
Eso, todos putos. Usted y yo incluidos que nunca sabemos por qué mierda votamos a quien votamos.
Es cierto, yo estoy en un momento super convencida a quién votar y entonces los escucho hablar y digo no, son todos idiotas.
ResponderBorrarAunque en realidad no, los idiotas somos nosotros.
No me importa si le fue bien en Boca (salvo que hables de Heller)...
ResponderBorrarLo que me pudre es que trajo esa grasada colonial de las porristas.