03 septiembre 2008

El camino de los traviesos.

Pablito y Jorgito eran hermanos. Uno tenía un año más que yo -Pablo- pero había repetido dos grados y Jorge, tres años más chico que él, iba al mismo grado que mi hermano. Diego y Julio eran mellizos, pero éste había perdido un año e iba atrasado con respecto de Diego, que era compañero de aula y banco mío (de lo que resulta que Pablo y Julio eran compañeros, ambos repitentes). 
Pablo, Jorgito y Julio eran terribles. Los tres, juntos, eran la pesadilla de las maestras. Cuando llegó Luis (un repitente crónico que, siendo más grande que cualquiera de nosotros, iba a mi grado), cantaron póquer (y ¡Socorro!). Los cuatro tenían obvios problemas de aprendizaje, aunque el mellizo Julio estaba obligado a estudiar un poco por el tirón de la comparación con su hermano. Andábamos juntos en todos los recreos. Y afuera también.
Tres pares de hermanos, entonces: Pablo y Jorge, Diego y Julio, mi hermano y yo; más Luis que, como no tenía un hermano varón que aportar, nos encajó a su hermana: "la Flaca" Luciana.
Los ocho éramos amigos también en el barrio, como dije. Vivíamos a menos de dos cuadras de distancia y nos la pasábamos en la vereda cuando no estábamos en la escuela, andando en bici o yendo a los flippers.
Aparte de la hermana, Luis tenía un amigo llamado Hermes -ex compañero de Jorgito- quien cada tanto aparecía, pero que se llevaba bastante mal con mi hermano (era raro, no tenían sentido de la raza: eran los dos rubios del grupo). La Flaca andaba a la par nuestra, me llevaba dos años y tenía fama de rápida, aunque yo no estuviera en aquellos años en condiciones de comprobarlo pues esa fama incluía el dato de que le gustaban los chicos más grandes.
Fue una etapa de ésas que quedan congeladas en el tiempo o en la memoria. Yo estaba en séptimo grado, en el umbral de una adolescencia complicada y a punto de convertirme en un pajarón, como decía mi vieja.
Cuando la escuela ya no nos contenía, la esquina se hizo cada vez más ocasional. Si bien todos hicimos caminos que en un principio podían parecer paralelos (por ejemplo, casi todos trabajábamos con nuestras familias), de a poco divergimos.
Pablito cayó en la droga y pronto tuvo fama de botón de la cana. Jorgito dejó las travesuras inocentes y acrecentó la escasa impresión que provocaba su delgada complexión con herramientas más contundentes, de calibre treinta y dos para arriba. Y empezó a ganarse la vida con los fierros.
El Melli Julio se hartó de que lo compararan con Diego y dejó la secundaria en segundo año, sin terminar. Cambió las bicis por otros fierros, las motos. Se pegó media docena de palos corriendo enduro y hubo que armarlo de nuevo varias veces.
Luis, compañero del vicio motoqueril de Julio (vivían en casas contiguas), un día se hartó de no tener una y, con el concurso de Hermes, se robaron un par. Desaparecieron después de abandonarlas en la ruta y robarse un auto, cerca de Mendoza.
La Flaca se convirtió en la primera novia de mi mejor amigo. Yo los presenté. Dos años después, el la dejó y se le volaron algunos patos. Tuvo varios intentos de suicidio y empezamos a darnos cuenta de que tomaba cada vez más (pero nada de esto puede ser consecuencia de nada).
Mi hermano y yo seguimos en la secundaria, e hicimos algunos años de la facu. Nos casamos y tuvimos hijos. Hicimos vidas bastante normales. Diego también, pero nunca se casó.
Pablo, Jorge, Julio, Hermes y la Flaca pasaron, en algún momento de sus vidas, por la cárcel. Los he visto poco, desde que les pasó. Para ellos, los que no caímos somos traidores. La Flaca me lo dijo en la cara. Le expliqué que mi vida estaba llena de extravíos, de pasos en falso, de incoherencias. Intenté hacerle ver que ahí donde ella había ido por la puerta A, yo había ido por la B, muchas veces queriendo con todas las fuerzas ir por A. No me entendió. 
Me pidió que le pagara un whisky "por lo viejos tiempos". Me sentí como Forrest Gump con Jenny.

Cuando los veo me cuesta no verlos como a los pequeños atorrantes que jugaban conmigo, a ver quién subía más alto en los pinos de enfrente de casa. 

11 comentarios:

  1. Nunca deja de sorprendernos cómo, habiéndonos criado juntos, nuestros amigos terminan recorriendo caminos tan disímiles a los nuestros, por opción u obligación de las circunstancias.

    Abrazo.

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  2. Ves, Fender? estos son los post que me hacen entender porque me cuesta tanto postear. Mis amigos, para ser sincera, siguieron caminos más convencionales y eso, lo sabemos todos, no tiene nada de interesante.
    Un abrazo

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  3. Capaz que en un contexto a usted lo miran con malos ojos y en otro contexto, el de su grupo de amigos de infancia, sea usted, precisamente usted, el yerno perfecto!!! Es decir, cuando alguien le ponga mala cara, dígale usted: "pero almenos no soy un ladrón armado y drogon como mis amigos de la primaria". Bueno, no, mejor no diga usted nada.
    ;)

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  4. ¡Cuántos "qué habrá sido de la vida de..." me dispara este post!
    Ya lo dicen los que saben: pueblo chico, infierno grande.
    Me gusta mucho su manera de narrar estas anécdotas... sabe?

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  5. Mi mejor amigo de la infancia sigue viviendo al lado de mi casa, se casó el año pasado con una pendeja de 18 porque la dejó embarazada. La pendeja tiene un par de patitos salidos de la fila y se dedica a dormir, descuidar al hijo y volver loca a su suegra. Mi mejor amigo trata de conseguir un trabajo decente y encogerse de hombros cuando le dicen dominado. Obvio que hace más de 10 años que no hablamos. Todavía me acuerdo cuando me decía que su sueño era ser colectivero cuando sea grande.

    Lindo su post.

    Beso

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  6. me despertó tantos recuerdos!

    Una de mis mejores amigas de la primaria era flaca como Olivia, tenía fama de rápida (le gustaba a muchos), y hasta que la ví por última vez no le iba bien. la madre y la abuela eran alcoholicas (eso lo veia por mis propios ojos) y la golpeaban.
    La otra era gorda, realmente gorda, sin forma, y era sensible, callada. Se puso de novia, estuvo como 10 años de novia, se casó, supe que tuvo un hijo e iba para el segundo.
    y así...puedo seguir al infinito.
    Me encantó tu post.
    Creo que cada uno con estas historias podría escribir un libro.

    Qué loco que algunas personas nos queden grabadas en la memoria en el momento en que compartíamos cosas, aunque pasen 20 años, y sigan así dentro nuestro, sin importar lo que transcurrió después.

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  7. Siempre tengo recuerdes de la infancia en sepia, o con lluvia de filmación vieja. Creo que no hay otra manera de recordar momentos en los que eramos otra persona sin que se vea como un video gastado. Y cuando leía esto, me lo imaginaba como un video gastado. Muy lindo, la verdad. Mis amigos dela infancia han terminado (muchos de ellos) igual o peor que los suyos. Uno, sin ir más lejos, se pegó un tiro en la frente hará cosa de dos años, más o menos. Para esa altura ya no era mi amigo; y creo que una vez hasta me trató de afanar sin reconocerme. Que cosa increíble, ¿no?

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  8. SSS: Muchas veces me he puesto a pensar en eso. Más que en pensar por qué se desbarrancaron ellos, pienso en cual ha sido el hada sacrificada que me evitó caer a mí. Tuve que reconocer que en algún momento algo que me dijeron mis viejos me hizo retirar la mano, dar la vuelta, decir no, decir sí, y esas cosas que uno hace por el temor a "Pepe Grillo".

    Lady: visto desde mi punto de vista, sus amigos han salido beneficiados. No digo que estos que traigo de la memoria sean víctimas o algo así, pero hay ahí una reflexión que tal vez no quiero hacer, por respeto a ellos (al final, no soy tan traidor).

    Fodor: no crea que no lo he pensado, pero la excusa quedó abortada antes de salir de mis labios, por poco conveniente.

    Cass: lo peor es que dejé afuera otros casos, como el de un compañero de secundaria y sobre todo el de "la más linda del pueblo", que amerita un post.

    Calíope: Lo que no puede una yunta de bueyes...

    Blanc: será que todas las flacas medio jetonas en seguida se ganaban la famita de ligeritas? Esta que le digo no era para tanto, pero los muchachos tenían esa incoherencia de que hablaban pero jamás nadie los había visto con ella.

    Paco: usted ES un delincuente, no se confunda. Todavía está en veremos, nada más.

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  9. muy buen post... de mis amigos de la primaria la verdad no se muy bien en que andan... se que uno se mató en un accidente de moto y que casi todas tienen hijos...

    pero de mi grupo de amigos de los 13, 14 años... la que desentona soy yo.. porque estan todos casados con millones de hijos o son gays o lesbianas...

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  10. uno da pasos en falso internos tan grandes, extravios tan increibles que los otros no ve! suponene que todo pasa por cuestiones policiales. un abrazo

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  11. Yo tenía (yo tenía!!) un gran amigo. nos conocíamos desde los seis años, teníamos muchas cosas en común, la música, las pelis, la parte filosófica de la vida. Hace dos o tres años, que paso de él. No sé si echarle la culpa a la merca, pero el tipo se convirtió en una caricatura patética de él mismo, y en el tipo que siempre que puede bardea a mi familia, a mi forma de vida y me acusa de pequeño burgués. Tal vez tenga razón, pero a mí jamás me molestó lo que hacía. Lo quería igual.
    Pero es como que...ya no está. Ni él debe saber donde está. Y es un extraño para mí.
    Sin embargo, igual que vos, me quedo con el recuerdo de lo que fuimos cuando eramos pibes. Todavía tengo en casa un par de libros suyos, unos compacts y unos textos escritos por su mano que nunca pasó a buscar.

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Perdón el capcha, pero el spam golpea fuerte estos días.