03 julio 2008

La Revolución Femenina y Fender

Nací a finales de la mejor década de todas. Una década que trajo las minifaldas, la revolución sexual, la psicodelia, Los Beatles (y los Kinks y Deep Purple) reinventando el rock and roll, a Luther King, el retorno del blues como punto de reunión de la cultura afroamericana, Dylan, la píldora, las aplicaciones prácticas del transistor... y la Liberación Femenina.

Dejando atrás el pesado acerbo de la tradición judeo mosaica en occidente y la indostánica en Oriente, por fin la mujer salió a los codazos del corset social y legal y pudo buscar su verdadero lugar en la sociedad. Una lucha que incluyó -incluye, todavía- temas tan pesados como la planificación de embarazos (contracepción y abortos), la propiedad del cuerpo, la igualdad en el ámbito laboral y en la política; pero también otros tópicos más veniales como el uso de pantalones (ajustados), el pelo corto, la liberación de la "opresión" del corpiño y la "tiranía" de la imagen, y un largo etcétera.

En lo personal, por vivir en un país un tanto conservador (en la política y en lo social, coherentemente) en el que la liberación femenina se fue dando por etapas, algunas separadas por lustros de distancia, la cosa me resultó siempre bastante confusa. Por un lado el machismo que nunca cede del todo -y renueva la lucha de los sexos- y por el otro las contradicciones dentro del propio colectivo femenino, que así como educa futuros machistas y mataputos es incapaz de sostener una coherencia monolítica (o, aunque sea, un poco menos desconcertante). La clase social, la edad o el lugar de residencia pueden definir grados de "liberación" que no aseguran ninguna previsión obvia. (¡Ohhh, sí! ¡Lista!)

(Update: algunas de las críticas a este post -que me llegan sobre todo por otros carriles que los de los comentarios, porque "no me quiero poner violenta por escrito"- se basan en un malentendido que puedo aclarar aquí: la lista que sigue es totalmente arbitraria, incompleta y no vinculante. Puede haber una mujer de clase "laboral", menor de 40, vive en centros urbanos de cualquier tipo que no responda al estereotipo, tanto como una marimacho de clase baja, que viva en Lugano y tenga sesenta años. Igual, el objeto no es definir mucho el ambiente, edad y clase de una mujer, sino sus contradicciones con respecto a la tan cacareada liberación femenina que, si se fijan, es el motivo del post -me parece que mejor no aclaraba nada-).

Liberadas confusas:

  • La independiente con excepciones (clase media alta o wannabe, menor de 40, vive en ciudades grandes): es una mujer con un presente casi holgado con pretensiones de hacerlo más holgado aún. Acepta electrodomésticos, joyas o salidas caras a cambio de relaciones "no comprometidas". Jamás aceptaría dinero en efectivo, contante y sonante, porque "no es una puta". Aborrece del casamiento porque su madre, que vive en Pehuajó, es "una sometida que jamás salió de casa y hoy ni pensión tiene".

  • La trabajadora de voluntad débil (clase "laboral", menor de 40, vive en centros urbanos de cualquier tipo). Aprovechando alguna ventaja de género (bonitez, ser la única mujer, alzadez extrema del entorno -o sea, trabajar con "agrandadores de loros" al decir de Dolina, que no perdonan nada- y un largo etcétera) pone a trabajar en su beneficio a los masculinos que tiene alrededor. Para conseguirlo, suele decir las cosas con voz de nenita pucherosa. Ante una disputa laboral gritan como un camionero que hace seis años no se baja del Scania, y amenazan con una sesión de taekwondo con algún "machista retrógrado" como puching ball.

  • La autosuficiente combativa (cualquier clase, menor de 40, vive en cualquier parte). Mujer dura, capaz de sobrevivir con un cuchillo y un plato en cualquier selva (vegetal o de cemento) y de hacer sangrar las piedras para conseguir lo que necesita; es totalmente capaz de abandonar su discurso militante -por unos instantes- cuando la situación lo amerita. Vive en constante conflicto entre sobrevivir a cualquier costo o defenderse del machismo que la relega laboralmente y/o denigra su inteligencia, por lo que a veces pierde el foco. Aceptan todo: regalos, favores y excepciones, pero tiene problemas cuando el interesado pide retribución. Ahí empiezan las discusiones, los "yo no te prometí nada", "vos te confundiste" y los "vos te creés que yo me llamo un libro de Coelho".

  • La aguerrida "ingenua" (clase indefinida, cualquier edad, vive en centros urbanos). Mujer informada, alerta ante los apretones y acosos varios. Suele ser bonita y lo sabe. Siempre acepta privilegios varios con excusas que van entre la cándidez leve y las neurosis severas. Si le hacen expresa mención de la retribución esperada a cambio de los favores, empieza a gritar como una loca, sintiéndose insultada y capaz de denunciar al "agresor" al INADI. Tiene algunas similitudes con todas las demás, pero puede reconocérsela por estar rodeada de pagafantas varios, de los que abusa sin ningún cargo de conciencia (porque ella no pidió nada ni prometió nada).

  • La vieja luchadora (cualquier clase, edad provecta, vive en cualquier parte). En otros años ha sido una militante activa de los derechos de la mujer. Juntó firmas, escrachó políticos y empresarios, se hizo lesbiana y adoptó cuatro hijos y también se hizo fertilizar usando los servicios de un banco de esperma anónimo media docena de veces. Lleva cicatrices de palos y balas. Sin embargo, en el subte o colectivo, cuando sus piernas enclenques y cansadas no resisten más, mira a los hombres sentados (sobre todo, a los jóvenes) con odio asesino. Su entrenamiento combativo a cuestas la obliga a jetonear cual militante ecologista en un matadero de conejos, pero se le escapan lamentables "¡Qué vergüenza, ya no quedan hombres!", aprendidos de su mamá, vieja aguantadora de borracheras paternas y maltratos sexistas.

  • La marimacho high class (clase media alta, mediana edad -esto implica, en las conchetas, cualquier edad después del casamiento-, vive en barrios privados o exclusivos). Es la típica conchuda de guita. Papá la crió convencido de que se la podía robar un pelagatos de ojos bonitos, así que la crió bastante marimacho. Manda, da fustazos a los peones del establo y habla con los hombres de igual a igual. Cada seis meses se acompleja y se gasta miles de dólares en recauchutajes, cremas de ombligo de ballena y tratamientos con placentas recién extraídas. Al final, tanto edipo las obliga a casarse con un viejo achacoso más machista que el padre y entonces se dedican a aprender cómo era ser mujer.

  • La Cosmo (clase alta o wannabe, cualquier edad, barrios caros o wannabe). Esta es la quintaesencia de las mujeres confusas. Pretenden lo mejor de todos los roles, pero jamás se hacen cargo de las facetas más incómodas. Jamás se darán cuenta de que su vida es el fruto de los esfuerzos de seres que las desprecian: diseñadores misóginos que las visten como a muchachitos, redactoras que aconsejan cómo recuperarse de embarazos sin jamás haber tenido un hijo u otras que escriben sobre la independencia y cómo lograrla en cinco pasos, sin mencionar jamás a que ellas mismas pueden trabajar gracias a que sus propias madres, esos contraejemplos que no leen la Cosmo, se sacrificaron cuidándoles los chicos. Tienen amantes pero buscan "hombres sensibles", aprenden a cambiar cueritos de la canilla pero lo harán "cuando tengan tiempo" (tiempo que les falta por ir a la peluquería, hacer pilates, un curso de reiki y terapia). Son fanáticas del "espacio personal", defienden su "burbuja" como leonas pero se aflojan con cualquier cliché barato sacado de "Sex and the city".

No, tal vez el problema soy yo. Veo cosas donde no las hay. Ya me lo dijeron. Soy un mal pensado crónico.

Sí, soy un mal pensado.

16 comentarios:

  1. ES un mal pensado, un generalizador, un fanático de las listas y tiende a los estereotipos, ahá.

    Igual lo quiero :-)

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  2. Y nosotros terminamos encajados con alguno de esos estereotipos como enzima a la proteina... un poco los fomentamos tambien (poquito)

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  3. aja. alguna te cae bien?
    digo, porque pareciera que no, viste.
    no se, pa. me hiciste enojar un poco.
    el vestidito misogino no te queda bien.
    igual, te tengo un frio y lejano afecto.

    V.

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  4. Incompleto, confuso y deliberadamente falaz.

    Ver-güen-za.

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  5. Cass: Es verdad. Le retribuyo.

    D: Es verdad. Es lo que hay, y nosotros podemos ser peores.

    Von: No es verdad. Me caen en general como todo el mundo, pero a la que le quepa el sayo. No es misoginia, ya he atendido a mis congéneres aquí, antes.

    maría c.: Es verdad. Pero no me da el qué, sino el cómo, en todo caso. La falacia está por discutirse, no así la vergüenza.

    Gracias a todos por comentar.

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  6. Sigá asi: siendo mal pensado, misógino, confuso, adicto a los estereotipos y demás insultos, que a mi me me contenta no entrar de lleno en ninguna de sus clasificaciones.
    Saludos

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  7. De paso, le cuento que lo leo habitualmente, pero si me limité a comentar en este post banal, fue porque en el resto mis comentarios sobraban frente a lo dicho por Ud. y por el resto de sus letrados lectores.

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  8. Yeeeahh!
    Parece que las de 40 o más, que no somos marimachos ni vivimos en country ni andamos a los fustazos con los peones ( porque no tenemos estancias, ni fusta, ni peones) zafamos de todo!!!

    Yo sabía que algo bueno tenía que tener!

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  9. Señor, lo aplaudo. Aunque estereotipar es algo que hacemos mejor las mujeres, le aviso (je).
    Estaría bueno que más mujeres aceptaran que SI EXISTEN estos ejemplares y que (no se,pienso) estaría mejor empezar a tratar de que sean minoría.

    (Eso de ser madre no se limita a albergar un pequeño alien 9 meses, es cosa de toooooodaaaaa la vida. Y asi estamos).

    Tocó un tema que me apasiona, creo que la liberación femenina, sobre todo en este país y gracias a las "preciosas" etapas políticas, ha sido aplastada, ridiculizada y ninguneada por las mismas mujeres.

    Cuando quiera la seguimos

    beso

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  10. Manue: hago lo que puedo. En general no hago esfuerzos (aunque me hayan dado un premio) para ser todo eso. Siendo indulgentes conmigo, se podría decir que me posee algún ente molesto (aunque es dable sospechar, después de tantos años, si no es el huésped quien contamina al pobre espíritu).
    Mis letrados lectores y yo le agradecemos su comprensión. Prometemos (prometan, sotretas, qué les enseñaron) no dar tanta lástima.

    Mona: lo peor de todo es que si yo hubiera hecho incapié en "estas mujeres he conocido a lo largo de mis días", evitando toda posibilidad de que las mujeres (al borde de un ataque de nervios) se sintieran con posibilidad de incluirse en alguna circunscripción.
    En todo caso, era un catálogo de mis experiencias.

    Calíope: ah, sí! como eso de "son todos iguales", "siempre piensan en lo mismo", "las pelirrojas siempre te quieren robar el novio", y esas cosas. Igual, creo que usted entendió mejor.
    Suspiro.

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  11. Yo no prometo nada, pero en el caso de Manuelita haré una excepción. Ah, pero no soy letrada :-( Buh. Vale mi esfuerzo?? Dar, doy bastannnnnte lástima :-S

    (Pst! Puedo hacer "hincapié" en que no me parece mal que exprese sus ejemplos? Siempre y cuando contextualice un poco más. Pero tiene razón Nicolás en el post subsiguiente, en que no era necesaria tanta polémica. Igual, `ta güeno que se arme, cada tanto. Me permite demostrar que no soy tan obsecuente con usted como se dice por ahí :-P)

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  12. una genialidá, vea...
    Me sorprende que mis féminas compañeras salten como rana en sartén, sintiéndose tocadas en sus fibras íntimas, cuando usté aclara desde un principio que habla de las mujeres "confundidas"
    No me ubiqué en ninguna de sus categorías porque yo estoy confundida, pero soy de otra clase.
    Paisa, citadina,casi homeless, laburadora teatral, quiero novio pero no tengo, leo la cosmo en los consultorios y me río mucho, pero me compro otras revistas (innombrables también)...y demás confusiones que no vienen al caso.
    No cuadro en su lista.
    La próxima, inclúyame

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  13. Uy Dió!!! leo y ya me quiero meter de monje de clausura... ¿Alguna de ellas sabrá quienes eran Deep Purple y Matin Lither King? Me voy a pasear al Humo sobre el agua...

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  14. me llama siempre la atención como se repite (en el post y en la vida misma) lo de "yo no pedí nada" o "yo no prometí nada" a la hora de "pagar" favores/regalos recibidos. típico de minita.

    hace ya unos cuantos años un antropologo, mauss, escribió sobre los regalos. el tipo decía que en todos los regalos esta implicita lo q llamó la regla de dar-recibir-devolver. o sea, la idea es q uno sabe q cuando a uno le hacen un regalo a la larga o a la corta debe devolver algo de un valor equivalente.
    desconocerlo es hacerse el/la boludo/a.

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  15. Ya que me buscan, me encuentran.

    Lu: Coincido con vos, pero hay regalos... y regalos. Como buena "minita", sé perfectamente diferenciar cuáles son los "moralmente aceptables" y los que no.
    En mi caso particular, sucede que me criaron tan bien, mis viejos y la familia en general, que aprendí desde muy chica a dar sin recibir, o sin la esperanza o la especulación de recibir nada. Y eso corre para personas que conozco de largo aliento, como también para personas que quizá no conozco tanto pero a las que me nace darles un regalo. Porque sí, de pura buena leche, o de puro se me canta el orto, como hago todo en mi vida.
    La ingenuidad (o la neurosis si lo prefiere usted, don Fender) pasan por un lugar de excesiva confianza en la buena leche y el don de gentes ajeno. A nadie le gusta errar de miras donde pone el ojo, equivocarse al interpretar las señales de alguna gente.

    En todo caso no hice más que expresar mi sorpresa por lo agarrado de los pelos que salió este post, que me remite a ciertos manejos estilísticos de lo peor de la blogósfera. Claro que voy a saltar por el lado que me alude, porque encima es un tema hiperconversado en el que siempre pierdo yo. Y porque me agarra en un momento en el que estoy medio podrida de la gente que etiqueta a otra gente, aún si la que etiqueta soy yo.

    Esto que opino, pienso o siento no invalida de ninguna manera el espíritu de lo planteado por don Fender en el post.

    Séh, soy una leche hervida de lo peor y me sentí aludida. Si hay algún problema, ahí tienen la mano para que le hablen.

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  16. Cass: el problema no es la obsecuencia, sino la obediencia debida. No la hay, eh. Acá cualquiera puede decir lo que quiera y yo no hago pucheros ni pido que me defiendan.

    María: usté es una de las pocas que ha dado en el clavo, vea. O hay muchas confundidas, o yo soy el gato de Tusam. Igual, lo de la genialidad déjelo para gente con más talento, que después se queda sin palabras.

    MNSH: no se mate. Hay, yo tengo una (pero no doy ni comparto).

    lu: bueno, vea: disiento. Lo que digo acá, precisamente, es que hay gente que se le escapa el concepto de don Mauss, y anda por la vida alegremente recibiendo dones por doquier, sin jamás siquiera sospechar que traen esa carga devolutiva.
    Si se fija, en el primer apartado es la exageración del mandato: entiende el intercambio, pero cuida las formas. En el segundo, hay dos clases de mujeres que se pueden identificar: la que ignora esa contraprestación de buena fe o tiene un mecanismo neurótico gigante que le impide asumirlo; y la que ya se ha dado cuenta de todo, pero opta por asumir el rol de descolgada. Conozco a algunas que, a cambio de un potencial cualquiera (se encargan de mantenerlo totalmente indefinido) logran más que la del primer apartado, mencionada arriba.

    Cass: ¡Nunca prometí que esto no sería lo peor de la blogósfera!
    ¿No se preguntó por qué pierde "siempre" con este tema? Ya me expliqué sobre el problema de los falsos asumidos, acá en este blog.
    Es hora de asumirse de verdad y bancarse la pelusa.

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