Desde hace unos meses, diferentes medios hablan de los blogs y dan sus impresiones, generalmente malas. Por ejemplo, en la Feria del Libro Claudio Zeiger, de Radar, opinó que el ambiente era un infierno, una porquería. Tom Wolfe también hizo su diatriba. Al final, todo se reduce a lo mismo: cualquiera tiene un blog, cualquiera opina, cualquiera dice lo que quiere sin poner la cara, desde un anonimato en el que todos somos gauchos maulas.
Lo real es que el blog es un ámbito en el que se puede practicar -si se quiere- la crítica constante, no siempre útil, pero crítica al fin. Supongamos que a usted le editan un libro. Cinco mil copias, de las que con suerte vende tres mil. El universo de lectores putativos que han optado por otras cosas es inmenso. Más reducido (pero aún más temible) el de los que lo han leído y han sido defraudados. Mantener en silencio esos dos grupos es importante para la autoestima del escritor, lo entiendo. Para mí es hasta peligroso que los que gustaron de la obra vayan en masa a palmearle la espalda, vía blog, también. No es más que el eterno problema del ego, algo que los escritores necesitan tanto como los bloggers.
Ahora: poner la cara no siempre asegura nada. Así uno tenga un nombre tan neto como Ladislao Segovia, no es más que un anónimo lector. Descalificarlo es fácil. Un encogimiento de hombros y algún ninguneo aprendido a los mayores cuando se habitaba el llano (la constante porteña "¿Y éste a quién le ganó?") basta para acabar con el quisquilloso comentarista. Los argumentos contra el hombre y las apelaciones a la autoridad son el recurso.
Tengo pruebas, y pongo aquí una de ejemplo: días atrás José Pablo Feinmann se encabronó por las respuestas que había provocado su nota sobre la muerte de Bergman y Antonioni en un foro en el que participo -aunque no lo había hecho en aquel post específico-. De hecho hasta el domingo estuve en ayunas pero justo me encontré con quien se encargó de copiarle al filósofo el hilo por mail -en un arrebato de decencia- comentándome de la existencia de un video en Youtube con el escritor despotricando contra el foro y los "blocs".
Esto era lo que decía Feinmann, hace unos días, en la Feria del Libro:
La verdad es que Feinmann no es veraz: el muchacho nunca dijo "qué grande... me contestó", y el debate, acostumbrado como está uno a tanto boludeo es bastante pasable. Notablemente, Feinmann confunde con "bloc" lo que en realidad es un foro, entidad virtual que existe mucho antes de Internet. Alegar ignorancia no es algo de lo que uno debiera sentirse orgulloso siendo filósofo (o jetón, que en este caso es lo mismo).
Lo que Feinmann no se banca es la crítica. Pero no es eso lo que dice en la Feria. Le molesta que se lo ponga en duda, se opine, se discuta, se lo dé vuelta como un guante. Pretende estar por encima de las generales de la ley. Su respuesta es una constante apelación a la autoridad:
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APDEIT (Diría Bater): ahora se suma Osvaldo Bazán a la diatriba. Patea el hormiguero con un excelente artículo pero después se queja de las hormigas: "el comment de internet es anónimo, instantáneo y, como tal, tiene más que ver con la descarga inmediata de la emoción –sin intermediarios– que con una razonada intervención con argumentos de peso". A veces me pregunto cómo hacen para trabajar en los medios. Después recuerdo que ellos SON los medios, así como nosotros SOMOS los blogs. En fin...
Lo real es que el blog es un ámbito en el que se puede practicar -si se quiere- la crítica constante, no siempre útil, pero crítica al fin. Supongamos que a usted le editan un libro. Cinco mil copias, de las que con suerte vende tres mil. El universo de lectores putativos que han optado por otras cosas es inmenso. Más reducido (pero aún más temible) el de los que lo han leído y han sido defraudados. Mantener en silencio esos dos grupos es importante para la autoestima del escritor, lo entiendo. Para mí es hasta peligroso que los que gustaron de la obra vayan en masa a palmearle la espalda, vía blog, también. No es más que el eterno problema del ego, algo que los escritores necesitan tanto como los bloggers.
Ahora: poner la cara no siempre asegura nada. Así uno tenga un nombre tan neto como Ladislao Segovia, no es más que un anónimo lector. Descalificarlo es fácil. Un encogimiento de hombros y algún ninguneo aprendido a los mayores cuando se habitaba el llano (la constante porteña "¿Y éste a quién le ganó?") basta para acabar con el quisquilloso comentarista. Los argumentos contra el hombre y las apelaciones a la autoridad son el recurso.
Tengo pruebas, y pongo aquí una de ejemplo: días atrás José Pablo Feinmann se encabronó por las respuestas que había provocado su nota sobre la muerte de Bergman y Antonioni en un foro en el que participo -aunque no lo había hecho en aquel post específico-. De hecho hasta el domingo estuve en ayunas pero justo me encontré con quien se encargó de copiarle al filósofo el hilo por mail -en un arrebato de decencia- comentándome de la existencia de un video en Youtube con el escritor despotricando contra el foro y los "blocs".
Esto era lo que decía Feinmann, hace unos días, en la Feria del Libro:
La verdad es que Feinmann no es veraz: el muchacho nunca dijo "qué grande... me contestó", y el debate, acostumbrado como está uno a tanto boludeo es bastante pasable. Notablemente, Feinmann confunde con "bloc" lo que en realidad es un foro, entidad virtual que existe mucho antes de Internet. Alegar ignorancia no es algo de lo que uno debiera sentirse orgulloso siendo filósofo (o jetón, que en este caso es lo mismo).
Lo que Feinmann no se banca es la crítica. Pero no es eso lo que dice en la Feria. Le molesta que se lo ponga en duda, se opine, se discuta, se lo dé vuelta como un guante. Pretende estar por encima de las generales de la ley. Su respuesta es una constante apelación a la autoridad:
XXXX:Bueno, no habría que decir todo esto si JPF no hubiera dicho, en la nota de Página/12 que provocó el intercambio:
Lamentablemente casi todo es descartable. Internet es el último refugio de los mediocres y los rencorosos. Se nota en los insultos. En el desconocimiento casi total de mi obra. (Tengo más de 25 libros editados.) Conozco el cine desde adentro y desde hace décadas. Si no dirigí es porque no quise. Escribí cuarenta guiones y se filmaron quince. Mi mujer es una gran escenógrafa y diseñadora de vestuario y a su lado aprendí un montón, la "cocina del cine".
El cine es un arte interdisciplinario: hay que tener una gran cultura para meterse con él. La nota de Bergman -como bien dice alguno de los opinantes- es una exageración, o juega a ella para lograr sus efectos, que a la vista están: todos hablan de la nota. Me resulta hilarante que un fulano diga que no domino el español. Aunque no leyó mis novelas. Y bueno, total: en Internet se puede decir cualquier cosa.
Te agradezco la intención de "ilustrame", si ésa fue. Yo jamás habría buscado ese foro. Es patético: al final se pelean entre ellos. Y uno dice una verdad -al menos- ingeniosa: "La culpa de todo la tiene Bergman".
Saludos.
JPF
"Un crítico de cine, una vez, me dijo: “Vos te atrevés a detestar a Bergman porque sos licenciado en filosofía, pero yo soy una rata, viejo, ¿qué querés que haga?”. No hay que tener ningún título para decir lo que a uno realmente le parece un icono cultural. A mí me aburrió Bergman antes de tener ningún título, pero el mandato, el imperativo del Das Man es tan poderoso que uno tiene miedo de confesarlo."
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APDEIT (Diría Bater): ahora se suma Osvaldo Bazán a la diatriba. Patea el hormiguero con un excelente artículo pero después se queja de las hormigas: "el comment de internet es anónimo, instantáneo y, como tal, tiene más que ver con la descarga inmediata de la emoción –sin intermediarios– que con una razonada intervención con argumentos de peso". A veces me pregunto cómo hacen para trabajar en los medios. Después recuerdo que ellos SON los medios, así como nosotros SOMOS los blogs. En fin...
Qué manera de tirar mie*da para todos lados este Feinmann! revelador el video.
ResponderBorrarLejos de mí defender al bloguismo, y menos a la feria del libro; pero parecería innecesario, en una persona que disfruta de cierto reconocimiento y prestigio, mostrar tanto desprecio por fenómenos populares.
Por otro lado, casualmente lo nombré a Bergman en un post, y justamente por ser un ícono cultural (mi ignorancia sobre cine me exime de emitir una opinión seria)
Para ciertos "sabiondos" las críticas son un cuco al prestigio.
ResponderBorrarEl error, antes que en no aceptar la crítica (legítima siempre, sea quien sea su emisor), está en creer que la sabiduría la da el gran número -de los años que se tienen, de los libros que se escriben o se leen, de las conferencias que se dictaron, de la gente cooptada-.
Saludos
Pucha. Puchísima. El viernes sale en la columna/blog de mi laburo un artículo sobre lo mismo.
ResponderBorrarLa indignación es mutua, F. Casi siempre, jeje.
Saludos por allá!
A vo' te salta la ficha Feinmman, porque so' alto bigoteee. Esta bueno eso de los periodistas, que pregonan la libertad de expresion, siempre y cuando sea la de ellos. No les gustan los blogs? No los lean, asi como yo tambien puedo elegir no ver sus noticieros ni comprar su diarios...
ResponderBorrarK: usted no defiende el bloguismo? Yo pensaba que sí. La Feria del Libro se defiende sola, está llena de patovas.
ResponderBorrarmanuelita: lo peor es que Feinmann es como el viento arrachado: a veces está fresquito, a veces te llena de tierra. O sea, que a veces es sabiondo, a veces un pavote. Pero otras parece saber de qué habla.
augus: todavía no sé si me publicaron el comentario anterior, y ya me buchoneás otro post? Salga de acá!
XD
Nicolás: viste como cambia la inflexión de la voz cuando dice "en una crítica que hice a Bergman...", hasta él se da cuenta de la boludez que está por decir, por eso la termina con alusiones al "grande... maestro..."
En fin, pavotes salen de Puán, también.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarFeinmann, Horacio Gonzalez, Birmajer y varios más parecen conspirar en una especie de cruzada absurda contra los blogs, que viene desde hace varios meses. Particularmente tengo la sensación de que temen que el blog les usurpe algo, de que de la "blogósfera" salga alguien que, ad-honorem, supere sus textos, por los que cobran buena guita. La solución sería abrirles un blog a cada uno de ellos para que no estén tan resentidos y enojados. Además habría que explicarles que el blog es, en general, una suma de opiniones espontáneas, a flor de piel, sin demasiada revisión, son más que textos pulsiones.
ResponderBorrarSobre Bazán no hay mucho que decir, una vez confundió a Macedonio Fernández con Gonzalez Tuñón y el único que se dió cuenta fué un blogger: http://omargenovese.wordpress.com/2007/12/22/el-oido-en-la-pared-mediatica/
Por cierto, me olvidaba, ese video lo subí yo a YouTube y ya recibí varias puteadas por mail, ninguna de feinmann aún, aclaro.
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