Desde que los blogs han empezado a hacerse notar (por la calidad de los contenidos, la cantidad de comentaristas, o lo que sea que llamó la atención de los que estaban distraídos) hubo una parte de la sociedad (económica, cultural y social) que comenzó sus ataques con furia a la novedad. Los argumentos son muchos (si el tema te interesa, lector, algo habrás leído).
Algunos avances tecnológicos o cambios paradigmáticos que facilitan o mejoran el acceso a la libertad de expresión provocan el histórico fastidio de quienes manejan la compuerta (o el negocio) a ese derecho, y combaten la novedad con los mismos argumentos. Sin irnos por las ramas orwellianas (tentación tengo, porque es un análisis que no respeta ideologías) quiero dedicarme primero a otras consideraciones que comparten cierto tufillo.
La cantinela que se repite desde hace siglos (y que se usa más o menos desde que se creó la escritura) es que no es bueno darle al vulgo la potestad de (d)escribirse a sí mismo.
Puede trazarse una línea bastante derecha entre ciertos vaivenes de la historia (tales como caídas de monarquías absolutistas, dictaduras, oligarquías, feudos) con estos cambios, confundiéndose a veces causa con efecto y dibujando algunas curvas cuando acción y reacción fueron particularmente violentas.
Lo cierto es que las cosas se fueron poniendo calientes cada vez que un Gutemberg inventara algo o que un paje dijera que el rey va desnudo en www.idontlikeyouinthatway.com.
Al final, las crisis provocadas por dicho acceso mejoraron la vida de millones de personas de manera exponencial, pero el recurso de cascotear nunca se pierde:
- dóciles esclavos aprendiendo (creyéndose sujetos de) derecho,
- dóciles ovejas arrobadas (escandalizadas) por el Cantar de los Cantares o el Eclesiastés,
- dóciles mujercitas hablando de (frivolizando la) política,
- dóciles lectores (garrapateando) escribiendo
- dóciles consumidores dudando (saliéndose) del libre comercio,
- dóciles proletarios haciendo oír (exagerando) sus reclamos,
- dóciles votantes pidiendo cuentas a sus (salvadores) dirigentes
- libros (no), alpargatas (tampoco)
- dóciles siendo indóciles
- el orden volviéndose caos
- la patria, disolviéndose
Alguna crítica que viene de los medios masivos y que alude al estado de permanente catarsis de algunos autores de blogs es aviesa: ellos mismos dirigen toda su política periodística y editorial hacia la catarsis pública (eso explica la "agenda" actual sobre los accidentes de tránsito), con el consiguiente peligro de no ser mero reflejo sino motor de una histeria masiva enraizada en otras cuestiones más frívolas (¡Qué fácil es! ¡Chupate esa mandarina, Ñ!).
No todo en los blogs es bueno, nadie descubre nada nuevo diciéndolo. Pero así es la vida. Mayormente me avergüenzo de la prensa -por ejemplo-, sin embargo lo único que puedo hacer para cambiar eso sería dejar de leerla (lo que suelo hacer, con intermitencias) y/o hacer mis propias consideraciones y exponerlas.
En eso estamos.
Ay Fender, me vas a hacer escribir mucho. Lancemos:
ResponderBorrarLa teoría de la bipolaridad tiene el sostén en lo esférico. A un lugar, su correspondiente antípoda. Por lo menos es mejor que la teoría de la tierra plana que aleccionaba acerca de "o acá o en ninguna parte: si no es acá, te caés", que es más o menos lo mismo pero sin escuchar los gritos del que defiende una antípoda. Encerrados en el plano.
Pero en sí, "lo ajeno", lo no conocido, lo otro, siempre es motivo de dos cosas: afirmación de lo propio (por negación de lo ajeno) y coacción para no ser visto como el ajeno del otro. Una asimilación que arrase con la diferencia porque ya sabemos qué le pasa al diferente; una cosa es si el otro es el diferente y otra cosa es... que uno lo sea.
El estado permanente de catarsis. Buen punto. Un catártico eterno bien puede ser uno de esos que dicen que el blog no tiene futuro, ya que se indignarán siempre ante la nueva letra, la nueva forma y la ruptura con lo conocido. El tiempo pasa, la gente cambia a pesar de que a los oxidados de siempre les choque. La cosa es: ¿abrir la boca o fosilizarse mudo? Ya hay fósiles parlantes. No hay que escarbar mucho en el párrafo de abajo para encontrarlos:
"La era del blog ha disuelto la distancia entre el texto y quien lo escribe, sostiene el ensayista. Y con ello, se ha desatado una disentería verbal que se confunde fácilmente con libertad."
La era del blog ha disuelto la distancia entre quien escribe el texto y quien lo lee.
Eso es lo que a tantos aterroriza: no poder atrincherarse en el bastión de sus palabras, estar expuesto a la también libre expresión del lector (con quien no tendrá contacto dos fechas por año en la Feria, sino cotidianamente).
Saber qué piensa el que lee pasó de estar ignorado o pasar por poco relevante, a ser pieza de caza del que produce la letra. La catarsis del otro a través del texto propio, alerta sobre la posibilidad de cambio. Y habrá tantos cambios como lectores se vean atravesados por el sentido que le encuentren a lo que cotidianamente escribimos.
El blog no tiene futuro... predeterminado. Sucede que hace falta aprender a leer otra vez, aprender a leer en las letras de los demás mucho de lo que los grandes emisores no dicen.
Por eso hay que tener tanto cuidado al leer y al comentar. Cuidado de cuidar, no de "ojitoqueterreviento". Las palabras como arma o como herramienta, según se lean, y el otro a cargo de una parte del sentido. Nosotros, del resto.