08 marzo 2007

Too many...

Las totoras y los sauces se hacían eco de la maravilla.
Un olor-tierra que seguro venía de la tierra, pero más de la lluvia. ¿Dije que caían gotas de plomo? Balas de agua señalando desde lo alto su punto de impacto con el trazo fragante del ozono azul, acribillándome. Mis ojos llenos de esas balas húmedas.

Mariposas. Miles de ellas. Un universo de ellas...

Mis tripas enredadas, una montaña verde, la pesada lluvia de otoño, olor a tierra mojada. No hacían falta las mariposas.
Estaba casi solo. Estaba solo.

No. No lo estaba.

3 comentarios:

  1. Conmovedor. Me imaginé el Tigre.

    ResponderBorrar
  2. ah bueno, Ge se levantó payasin...


    le diré que la imagen es tremendamente Miya para mi gusto...

    usted trae alivios a mis días, cuando quiere.

    ResponderBorrar

La única condición es dar la cara. Identificarse es ser buena gente. Anónimos dependen de su viveza y don de gentes.
Perdón el capcha, pero el spam golpea fuerte estos días.