25 marzo 2007

El antipapa

Si usted, que me lee por algún fortuito azar, es católico o cree serlo; y si sospecha que su creencia religiosa, para tener sustento, necesita ser suscripta por otros y no puesta en duda, no lea lo que sigue. No lo lea.
Si no es católico o está seguro de lo que cree, siga adelante tranquilo.

Acabo de leer, en el mediocrísimo Infobae, algunas declaraciones del Sr. Joseph Ratzinger, a.k.a. Benedicto XVI, a.k.a. "El Papa", a.k.a. "El Látigo de Juan Pablo II", a.k.a "el representante de Cristo sobre la Tierra" (y siguen los alias), en las que afirma, con el convencimiento de quien no será puesto en duda, que "el infierno existe" para aquellos que se dejen tentar "por el pecado" y que nuestro verdadero enemigo es unirse al pecado que puede llevarnos a la quiebra de nuestra existencia entre otras sutilezas (a las que ya nos está acostumbrando el personaje, mucho más desbocado ahora que cuando era el amanuense del anterior Papa). Sin embargo, la falta de rigor sintáctico me hacía ruido, así que escarbando en otros medios pude reconstruir primero el sentido literal del primer párrafo citado, edulcorado -con desprolijo melindre- por el redactor del pasquinucho: el infierno, del que se habla poco en este tiempo, existe y es eterno para los que cierran su corazón al amor de Dios.
Esta frase, así dicha, corresponde al "Látigo" de Wojtyla, sin duda. El mismo que se lleva puestos a los fundamentalistas islámicos con su propio fundamentalismo. No digo que haga uso de la dispensa de no cometer errores en esta oportunidad, sino que siempre habla como si la dispensa fuera tácita (y para muchos, lo es).
Ahora sí, la frase es el sueño de los anticatólicos. Voltaire sería feliz. Ni hablar de mi personaje favorito: Iván Karamazov. Ambos, jugando con esas palabras, habrían sacado provecho a decenas de páginas de sátira y cinismo ateo.
Yo respeto al Papa en tanto autoridad dentro de SU culto. Que él afirme -por ejemplo- que Dios, Cristo y el Espíritu Santo (tal como lo han afirmado sus antecesores) son una misma persona, me resulta un poco gracioso, pero me deja indiferente. Que prefieran decir la misa en latín, en ruso o en jerigonza, también.
Ahora, cuando empieza a decir que el que no ve a la Santísima Trinidad como una verdad indiscutible, que "el infierno existe para los que cierran su amor a Dios", o que hay "enemigos", me preocupa. No tanto porque me vaya a perseguir ahora mismo la Inquisición, sino porque veo que el espíritu que la creó sigue vivo.
Yo le digo a Ratzinger que no tengo constancia del amor de Dios, primero, porque no sé de su existencia concreta (a pesar de mis pedidos, nadie ha podido demostrarlo irrefutablemente) por lo que su mensaje me está dirigido especialmente en calidad de enemigo, y segundo, que agitar el infierno para provocar temor está inspirado en la misma idea retorcida que dice que las cárceles disuaden los delitos, o que la pena de muerte, los asesinatos.
Por supuesto, no creo en el cielo, en el infierno, ni en ninguna cosa que no sea capaz de demostrarse de alguna manera. No temo, pues, a su escarnio fariseico.
Ratzinger: de existir "los infiernos", también hay uno para los cínicos y los mentirosos.
Amén.

6 comentarios:

  1. y pegue Fender, pegue!!

    No, en serio, muy bueno el post.

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  2. Hace apenas unos años, Juan Pablo II me parecía excesivamente conservador. Mirá por donde, llega Ratzinger Z, a ejemplificar aquella famosa frase de:
    "otros vendrán, que bueno me harán"
    Excelente su post, me encantó la referencia Karamazoviana, me dieron ganas tanto de releer a Dostoyevski como de volver a ver a Yul Brynner.

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  3. Si todo acabase en su amenaza infernal, sería apenas una caricatura vestida de blanco. Pero ese grandísimo hijo de puta bien sabe que sus palabras revuelven el deseo de sangre y opresión de las huestes reaccionarias que lo obedecen ciegamente y de los que no le creen nada pero sacan ventaja de su discurso, y despertará en todos ellos intolerancia y violencia. Y asentado en el poder que le da no la palabra que él dice divina sino en los recovecos más oscuros de los pactos entre poderosos de toda laya (desde empresarios hasta dictadores, desde asesinos hasta abusadores y traficantes de menores) y cristianismo, este nefasto nazi puesto al frente del último vestigio del sueño de la cristiandad seguirá avanzando en su convocatoria de odio al opinar sobre otras religiones, la autonomía de la sociedad, la familia, el trabajo, la sexualidad y muchos otros temas que cuestan, a cada minuto, tristezas, dolores y muertes.

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  4. BUeno, ya que usted lo ha expresado tambien, no creo necesario agregar mas, pero si quisiera remarcar el siguiente parrafo, que saque de unos links delo post: "El papa Juan Pablo II pidió perdón por los errores que hubieran cometido los hombres de la Iglesia a lo largo de la historia, así como por haber dejado de hacer el bien necesario en favor de judíos y otras minorías perseguidas. En el caso Galileo propuso una revisión honrada y sin prejuicios en 1979, pero la comisión que nombró al efecto en 1981 y que dio por concluidos sus trabajos en 1992, repitió una vez más la tesis que Galileo carecía de argumentos científicos para demostrar el heliocentrismo y sostuvo la inocencia de la Iglesia como institución y la obligación de Galileo de prestarle obediencia y reconocer su magisterio, justificando la condena y evitando una rehabilitación plena. El propio cardenal Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, lo expresó rotundamente en 1990: «En la época de Galileo la Iglesia fue mucho más fiel a la razón que el propio Galileo. El proceso contra Galileo fue razonable y justo»"
    Sin palabras.

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  5. Ja, muy bueno. Hace poco escribí algo sobre la Iglesia.

    Saludos.

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  6. Jejeje, te leo por azar del destino, soy católica y continue leyendo.

    Y pues, nada que me haga molestar, muy buen punto de vista, gozamos de libre albedrio.

    Y claro, si exsistiece el infierno también podrian llegar a el los que asisitimos constantemente a la iglesia ya que obrar bien a veces se separa de los rezos.

    Dulcemente... Ceci

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