Siempre me pregunté qué es -realmente- la ecología. Crecí en una localidad que proclamaba ser ecológica, así que me desayuné temprano con la idea. En ese mismo pueblito serrano de San Luis, una maestra analfabeta de primaria me mandó a la dirección por poner en un ejercicio de Lengua -en el que debiamos crear oraciones y analizarlas- "La polución matará a la humanidad", o algo así. Desconoció ese significado y tomó como literal "La masturbación matará a la humanidad". Me retó ante el director, que prefirió callarse compasivamente, y darle la razón. Después tomó un diccionario y me dijo: "Yo sé que tenés razón, pero hay gente que le tiene terror al mataburros". Nos reímos y entendí a que se refería. Después me enseñó a hacer injertos...
Pero volvamos: Nadie me dejó aún conforme con las respuestas. Es como la cultura y su definición.
La confusión o la incerteza no es etimológica. Cuesta hacerse con una imagen promedio de qué significa "la ecología". Tomando cada imagen como una parte del todo, cada uno tiene una pieza del rompecabezas, pero todos de puzzles distintos.
Se habla de ecología como sinónimo de defensa del medio ambiente. En una simplificación, diría que es la preocupación por la evidente destrucción o degradacíon del planeta.
Es necio pretender que el hombre no modifique el medio ambiente. Él mismo es parte del medio ambiente. A veces no queda otra, o explotamos esas pasturas o nos morimos de hambre ¿Quién dijo "yo primero"?. Así de complejo es esto.
Ahum... No me convence. ¿Y los ecologistas, qué son, qué quieren? Conozco algunos.
Están los extremistas, que hablan de cercar el Amazonas, con brasileños dentro y todo, y despues ponerles una escopeta en la cabeza a cada uno para detener la desertización. O los que pretenden rodear la Antártida de misiles, y al primero que se acerque ¡BUM!. Hay ecologistas que aman a las ballenas, a los delfines, pero odian a los perros. Otros que defienden la vida de todos los animales, pero odian a la gente. Otros que hablan de preservar a cualquier costo, y no pueden renunciar a una heladera con freezer. Los que dicen no a los transgénicos, pese a que ellos mismos nunca sufrieron falta de proteínas. Toda una variedad.
Hoy en día, salvo cínicos confesos, la mayoría defiende lo que cree que es su comprensión particular de la ecología. Aún Greenpeace.
Y para las empresas más dañinas con el medio ambiente, es hasta un valor que se promueve con alegría en cada comunicación corporativa.
Hoy Gualeguaychú se enfrenta al poder del dinero, que disfrazado de San Cayetano finlandés, quiere envenenar para siempre un río, sus esteros y sus márgenes. ¡Y sus habitantes, qué tanto! Le podemos echar la culpa a los uruguayos (Es sólo un accidente que esas pasteras no estén aquí. Quizá éramos más caros de coimear, porque acá todos quieren su parte, no sé).
La cordura, hoy, está en manos de un grupo de "locos" que le están diciendo NO no sólo a Botnia, no sólo a Tabaré, no sólo a Kirchner, sino un gran NO al mundo entero: América Latina debe dejar de comerse la mierda de los poderosos, cediendo el oro o lo que éste puede comprar. Oro por baratijas. Aún no aprendimos nada. Baratijas asesinas.
Es un caso testigo. De repente, los que le decían a los indígenas que tenian la "magia" (la tecnología, que sospechosamente tiene mucho de relaciones públicas) ahora tienen a la gente más despierta, mas avispada, menos dispuesta al chamuyo.
Al primero que se quiera sentar a dialogar, que le dé los primeros residuos del agua que BOTNIA vierta al río a su hijo, durante un par de años. Después hablamos.
En Catamarca, tan lejos de Gualeguaychú, los acuíferos se están vaciando a razón de miles de litros por hora sólo para drenar los mineraloductos por donde caen por cientos de kilometros oro, cobre y otros minerales pesados al dock del tren de carga, que los llevará al puerto.
Al agua se la retira antes de subir a los vagones, pero una vez mezclada con los barros de molienda, se convierte en veneno mortal. La procesarán mucho, la limpiarán a conciencia, le sacarán casi hasta la última gota de veneno. Estará "estadísticamente" limpia.
El problema no es que les falte intención de limpiarla. El problema es que no pueden. El "casi" es tan asesino como un asesino común. Que sea un solo niño, el tuyo, y no te importan tres carajos las estadísticas.
Entonces me doy cuenta que la ecología es (y aquí el centro de mis peleas con algunos activistas) el procurar el máximo bienestar al ser humano, hoy y mañana. Como soy totalmente antropocéntrico, lo único que me importa es el ser humano. Si vamos a tener un mundo de plástico, pero sin ningún niño (recordá, ese niño es el tuyo, no un chinito o un somalí) muerto de hambre hoy y en el futuro, firmo YA.
Hay discusiones idiotas: el invernadero nos está llevando a la peor catástrofe no natural y seguimos defendiendo a las ballenas. Los protocolos de Kioto son el papel más barato con el que Bush se limpia el tujes cada mañana.
Y seguimos comprándole zapatillas Nike a nuestros hijos... Y nos da paja apagar la luz del balcón...
Pero volvamos: Nadie me dejó aún conforme con las respuestas. Es como la cultura y su definición.
La confusión o la incerteza no es etimológica. Cuesta hacerse con una imagen promedio de qué significa "la ecología". Tomando cada imagen como una parte del todo, cada uno tiene una pieza del rompecabezas, pero todos de puzzles distintos.
Se habla de ecología como sinónimo de defensa del medio ambiente. En una simplificación, diría que es la preocupación por la evidente destrucción o degradacíon del planeta.
Es necio pretender que el hombre no modifique el medio ambiente. Él mismo es parte del medio ambiente. A veces no queda otra, o explotamos esas pasturas o nos morimos de hambre ¿Quién dijo "yo primero"?. Así de complejo es esto.
Ahum... No me convence. ¿Y los ecologistas, qué son, qué quieren? Conozco algunos.
Están los extremistas, que hablan de cercar el Amazonas, con brasileños dentro y todo, y despues ponerles una escopeta en la cabeza a cada uno para detener la desertización. O los que pretenden rodear la Antártida de misiles, y al primero que se acerque ¡BUM!. Hay ecologistas que aman a las ballenas, a los delfines, pero odian a los perros. Otros que defienden la vida de todos los animales, pero odian a la gente. Otros que hablan de preservar a cualquier costo, y no pueden renunciar a una heladera con freezer. Los que dicen no a los transgénicos, pese a que ellos mismos nunca sufrieron falta de proteínas. Toda una variedad.
Hoy en día, salvo cínicos confesos, la mayoría defiende lo que cree que es su comprensión particular de la ecología. Aún Greenpeace.
Y para las empresas más dañinas con el medio ambiente, es hasta un valor que se promueve con alegría en cada comunicación corporativa.
Hoy Gualeguaychú se enfrenta al poder del dinero, que disfrazado de San Cayetano finlandés, quiere envenenar para siempre un río, sus esteros y sus márgenes. ¡Y sus habitantes, qué tanto! Le podemos echar la culpa a los uruguayos (Es sólo un accidente que esas pasteras no estén aquí. Quizá éramos más caros de coimear, porque acá todos quieren su parte, no sé).
La cordura, hoy, está en manos de un grupo de "locos" que le están diciendo NO no sólo a Botnia, no sólo a Tabaré, no sólo a Kirchner, sino un gran NO al mundo entero: América Latina debe dejar de comerse la mierda de los poderosos, cediendo el oro o lo que éste puede comprar. Oro por baratijas. Aún no aprendimos nada. Baratijas asesinas.
Es un caso testigo. De repente, los que le decían a los indígenas que tenian la "magia" (la tecnología, que sospechosamente tiene mucho de relaciones públicas) ahora tienen a la gente más despierta, mas avispada, menos dispuesta al chamuyo.
Al primero que se quiera sentar a dialogar, que le dé los primeros residuos del agua que BOTNIA vierta al río a su hijo, durante un par de años. Después hablamos.
En Catamarca, tan lejos de Gualeguaychú, los acuíferos se están vaciando a razón de miles de litros por hora sólo para drenar los mineraloductos por donde caen por cientos de kilometros oro, cobre y otros minerales pesados al dock del tren de carga, que los llevará al puerto.
Al agua se la retira antes de subir a los vagones, pero una vez mezclada con los barros de molienda, se convierte en veneno mortal. La procesarán mucho, la limpiarán a conciencia, le sacarán casi hasta la última gota de veneno. Estará "estadísticamente" limpia.
El problema no es que les falte intención de limpiarla. El problema es que no pueden. El "casi" es tan asesino como un asesino común. Que sea un solo niño, el tuyo, y no te importan tres carajos las estadísticas.
Entonces me doy cuenta que la ecología es (y aquí el centro de mis peleas con algunos activistas) el procurar el máximo bienestar al ser humano, hoy y mañana. Como soy totalmente antropocéntrico, lo único que me importa es el ser humano. Si vamos a tener un mundo de plástico, pero sin ningún niño (recordá, ese niño es el tuyo, no un chinito o un somalí) muerto de hambre hoy y en el futuro, firmo YA.
Hay discusiones idiotas: el invernadero nos está llevando a la peor catástrofe no natural y seguimos defendiendo a las ballenas. Los protocolos de Kioto son el papel más barato con el que Bush se limpia el tujes cada mañana.
Y seguimos comprándole zapatillas Nike a nuestros hijos... Y nos da paja apagar la luz del balcón...
Muy buen post Fender.
ResponderBorrarLeí por ahí que Medio Ambiente proviene de una traducción incierta de un documento. Como el traductor no sabía cuál de las dos palabras utilizar para "environment", dejó las dos para que el alocutor tache la que no le gustase. No tachó ninguna.
(Dato de color innecesario y desubicado, y que sospecho q lo leí en lo de Podeti, lo que le resta seriedad).
Usted lo ha dicho!!!
ResponderBorrarpor motivos laborales tuve que leer tu post un poco a los saltos, pero creo que estamos muy de acuerdo. hace diez años yo empezaba con mi vegetarianismo y estaba en un organismo de derechos humanos. una vez hablaba con una coordinadora sobre unas especies de árboles en extinción y ella me decía "todo muy lindo. pero sí talando el último de esos árboles yo le puedo dar de comer a una familia de indigenas que se muere de hambre, dame el hacha ya". le di la razón. ahora que escribí esto, pensaba... bueno, es un uen ejemplo simplificado. por supuesto uno tiene que evaluar cuánto se pierde al talar ese árbol. tal vez si simbólicamente dijeramos que al talarlo se nos acaba uno de los mayores oxigenadores, no sé. porque volvemos a lo mismo: que importa más, esa familia o todo un mundo. y, lo que es peor: no podría ser esa familia ayudada de otras maneras, que eviten tener que talar ese árbol? y volvemos a lo mismo de siempre: los gobiernos, la sociedad, los humanos como individuo y como grupo, los de arriba y los de abajo.
ResponderBorrardefinitivamente el cuidado del medioambiente es importante. al fin y al cabo, es como cuidar nuestra casa. uno no quiere tener goteras y esas cosas... además, hay que tener en cuenta que una gotera en la capa de ozono es bastante peligrosa... pero me fui por las ramas, lo que quería decir es que sí. sí es cierto que la preservación de la especie prima por sobre todo. y que yo soy vegetariana porque puedo darme el lujo de. pero que si mañana tuviera que comer carne, no lo dudaría. seguramente, si tuviera que comer gusanos, tampoco...
el tema es que a veces es difícil decidir a qué darle prioridad. si darle de comer a la famila que se muere de hambre hoy o dejarle aire puro a las familias de mañana. y lo peor es que, como está organizado el mundo, a veces es así de horrible la decisión: muerte hoy o muerte mañana?
y, encima, cuando la desicón no es tan difícil, a veces no la podemos tomar por lo desvirtuado que está todo.
(un ejemplo que se me acaba de ocurrir: los desodorantes y demás sprays tuvieron durante mucho tiempo un componente que dañaba la capa de ozono. se dieron 30 años para dejar de usarlo. hagan sus apuetas: cuánto más chico sería el agujero de ozono si le hubiran dado diez?)
no sé qué cornos escribí, pero espero que algo pueda sacarse en limpio de esto...
(che, al final pasó por acá y termino con una angustia existencial como para matarme yo o matarlo a todos...)
pd:
ResponderBorrar"what a piece of work is man", Shakespeare, en un rapto existencialista.
Te leo atentamente, y está perfectamente limpio.
ResponderBorrarEl problema, el de las prioridades, no es otro que el de la política.
La situación se repite en todo, la cultura, la educación, la defensa, lo que quieras.
"Libros no, Alpargatas sí", no es el dilema. El dilema es que el que llega al poder deje de hacerse es otario planteando pragmatismos a costa del futuro.
Entonces, ¿qué decir? Como individuos (por más anarquista que yo sea, no dejo de entenderlo) no servimos. Y el primer lugar donde uno debería actuar, es dónde menos lo hace. Fiaca, desidia, etc.
Me incluyo en todo esto. El otro día me descubrí tirando unas pilas a la basura ("Ayyyyy, VF, SI LAS SEPARÉ, DIANTRES!")
(Y yo soy vegetariano funcional, salvo, lógicamente, por el asado -y si es con mollejas, mejor-)
Hace varios días vengo leyendo este post ecológico y barruntando los mismos asuntos (la implicancia es bastante grande para mí-los míos). Cómo voy a comentar después de semejante despliegue? Suyo y de Gerund. En fin.
ResponderBorrarComparto todo lo que dicen. Es un tema complejo y da para pensarlo mucho tiempo. La conciencia empieza por cada uno y hasta dónde estamos dispuestos a dar, no sólo por ser ejemplo para otros (como me vendían de chica...), sino (y fundamentalmente) para que la conciencia se vuelva costumbre, y la costumbre un estilo de vida que se pueda sostener en el tiempo.
El ejemplo? Viene solo.