20 abril 2009

Filosofía del botellón

Como soy consciente de que no le puedo caer bien a todo el mundo -porque no me cae bien todo el mundo- aplico una generosa capa de duda razonable a cualquier nueva relación. Normalmente, dirían Sartre y Dostoievsky, el problema no es cuán mala o buena sea la gente, sino la distancia que nos separa de ella.

A la gente nueva suelo hacerle una especie de "patio de juegos" (tomado de los cinco o seis que el estereotipo y mis prejuicios han prediseñado) para que interactúen con esa parte de mí que les interesa. Conocer gente siempre me perturba un poco cuando el azar se impone, pero puesto en el brete trato de que sea lo menos traumático posible. Un par de miradas, algo de conversación trivial y a jugar con la palita y el balde de arena. Gano tiempo mientras observo un poco más, pero también pongo un poco de distancia.

Después, por lo general, la gente se relaciona muy poco más allá de lo que la trajo a tu vida: el compañero de trabajo, tan agradable al lado del bidón de agua, es apenas un conocido al lado del energúmeno ése con el que te juntás desde los ocho años. Es lógico, sólo es relevante para él -en las horas de forzada convivencia- que seas de Tigre o te gusten los cómics de Parés o toques la guitarra o que sea hincha de Chevrolet. Hasta con menos que eso alcanza: con que seas "buena onda" (o sea, que tengas piercings o tatuajes y que hayas vestido un casual friday una remera de Metallica, a veces hasta alcanza con algo tan tilingo como que tengas un celular determinado) y que haya un mínimo de sentido de pertenencia a un grupo.

Sin embargo, yo observo más allá de eso, más allá de lo evidente y del corto plazo. Necesito tiempo y algo de distancia. A veces parece que no, que el panfleto que me pasaste de tu agrupación política no me causó gran impresión o que, cuando se te cayeron los dvd (deuvecedé, según la traducción española) de P-Mosh, estaba papando moscas; pero no, estoy con todas las antenas paradas.

¿Qué busco? Perros apaleados, "gente con problemitas" -diría Milo-, quienes me provoquen un esfuerzo (porque vale la pena) mental y, a veces, emocional. Los que tienen la vida resuelta, los que compran sus sueños en el shopping, los que perdieron todo asombro, los que viven como si no tuvieran un secreto inconfesable en el fondo del corazón, me terminan aburriendo.

Lo peor de todo es que hay gente que cree que me conoce, cuando en realidad lo que está viendo es un espejo.

6 comentarios:

  1. "Los que perdieron todo asombro, los que viven como si no tuvieran un secreto inconfesable en el fondo del corazón, me terminan aburriendo". Me quedo con esta frase.

    Bien que vayas un paso más allá, la mayoría de la gente no observa, se queda en la superficie y no está bueno.

    Me encantó este post.

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  2. ¡qué mala onda!
    (guiño, guiño)

    No hay nada más liberador que ese momento de tu vida en la que deja de importarte un comino caerle bien a todo el mundo.

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  3. Una vez me preguntaron porqué siendo tan simpático, tenía "pocos" amigos (pocos según él,yo creo que tengo los suficientes y un poco más, también)
    Y yo respondí: Mucha gente me evita porque mi forma de preguntar, de comentar y aseverar cosas, les llega ,los expone de alguna forma y se siente incómoda.Y eso se acentúa asombrosamente cuando yo mismo expreso mis frustraciones , sentiminetos y demás muertos en el placard con libertad: por algún motivo, no les gusta.
    Al final , llegué a la conclusión de que soy una especie de espejo de la mediocridad ajena.
    Paarece que somos parecidos en ese aspecto, Fen.

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  4. A veces Fen, el que parece que tiene la vida arreglada no la tiene y se escuda en pavadas para no mostrar la pata renga que tiene en el corazón. Suele ser más sensible que el entorno, no se muestra porque tienen la piel fina y se lastima.
    A veces descubris un bollito de papel que se le cae al tipo ese que usa remeras de cocodrilos y ves borroneados unos versos que nadie nunca había leído.
    O aquel pibe con cara de superado pianta una lágrima en algún tema para nada urticante para los otros.
    Es bueno tomarse el trabajo con al gente. Lo peor es bucear y no encontara nada. A veces prefiero pensar que no sé observar y que algo debe haber ahí dentro que no decubrí. Lo contrario sería desilusionarme de gran parte del entorno y prefiero negarme, por ahora.
    Buen tema.

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  5. Esta perfecto. Yo tengo solo 6 personas con las cuales puedo ser yo. Y 200 mas que nadan en la superficie, y asi quiero conservarlo, antes me preocupaba esa cantidad, ahora ya no.
    Adhiero a lo que dice Fodor Lobson.

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  6. Que ganas de ponerse a coleccionar freaks, yo juntaba latas de gaseosa...

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La única condición es dar la cara. Identificarse es ser buena gente. Anónimos dependen de su viveza y don de gentes.
Perdón el capcha, pero el spam golpea fuerte estos días.