10 octubre 2008

Farabutes, berretines y amuradas

La congoja amatoria no se explica por cuestiones de género. Hombres y mujeres sufrimos independientemente de nuestra forma de hacer pis o de si preferimos las novelas de canal nueve a los domingos de primera. Sufrimos algo distinto, tal vez, pero sufrimos al fin.
Es cierto que existe una convención que se apoya en la pulsión de "estar enamorado del amor", algo más habitual en el colectivo femenino -vaya a saber por qué cuestión cultural que escapa a esta columna-, y que fue notoriamente aprovechado por la novela rosa: Corín Tellado grabó a fuego en el inconsciente colectivo (sobre todo, a través del machismo que sus lectoras inculcaron a sus hijos) la idea de que Mambrú no sólo se va a la guerra sino que, para que sea completo el melodrama, no sufre de amor. Penélope, sí; berreando como una cerda pariendo una docena de cerditos siameses.
Es mi intención, entonces, reflotar un poco el dolor masculino por amor.

Nosotros sufrimos, claro. Aunque estemos bajo generosas dosis de Glenlivet, o con un corpino talle 120 de vincha, o contando el cuento del gallego y los supositorios -como dice Dolina, pero refiriéndose a la muerte-, o encerrado durante varios días jugando con la Wii.
Respetamos nuestro dolor porque si no fuera importante no estaría ahí. Ningunearlo es ningunear la causa, y lejos estamos de quererlo, por lo menos por ahora. Peor cuando uno se ofende porque fue un otario, el gil del tango. Se odia por haber sido bueno, siente que cada gentileza que tuvo fue una vileza hacia su propia persona. Y revive cada situación cada vez con más amargura.

Sufrimos, entonces, pero nos alejamos del dolor. Tenemos que hacerlo, porque nos criaron como cabrones, tipos de acción, con la eterna consigna grabada a fuego en el inconsciente (¡piedra libre para Mambrú!) de marchar hacia la guerra, tomar la delantera, "hacer algo". Y hacer cosas relacionadas con el "mal de amor" para nosotros cuando estamos con el corazón deshecho es complicado: el debate es matar a la persona causante, matar a sus padres, matarnos a nosotros mismos, matar a todos los bienintencionados que nos dicen "no es para tanto, ya va a pasar", matar a todos los enamorados del mundo -por giles-, matar a Tinelli, matar matar matar.
Más seguro para todos es el Glenlivet (o la ginebra, como me gusta a mí) o irse de putas.

Consejo para amigos de varones dolientes por amor: equilibrio. No es bueno ensalzar a la ausente con epítetos del tipo "yo no sé que hacía semejante mina con un pelandrún como vos", ni tampoco irse al extremo de criticarle todo, hasta la cantidad de sal que le ponía al pollo. Tampoco sirve decirle "yo te dije", ni caer con revelaciones post ruptura "un día la vi salir de parranda con el pack de forwards del CASI". Mesura, tanteemos el terreno. En general, el hombre se sentirá reconfortado con un "esta mina está loca", o un "qué pelotuda", cada vez que nos cuente algo, entre babas alcohólicas.

Después, esperar a que el dolor macere. No es el adolorido el que debe esperar, a él no le queda otra que esperar. Los que debemos hacerlo somos los que nos vemos apabullados por su tristeza, impacientes, los que decimos con aire paternalista "El tiempo lo cura todo, ¿vamos a comer algo?". El hombre necesita, entre hipos inflamables y marcas de lápiz labial, su regodeo en el dolor. Por algo se enamoró, qué tanto.
Así como existen las mujeres enamoradas del amor, existimos los hombres a los que, a pesar de evitarlo como a la gripe, sufrir de amor nos conecta con la vida, con esas cosas que siempre creemos perdidas. Maldita la oportunidad, pero mejor eso que nada.



13 comentarios:

  1. Muchas de nosotras también compramos el discursito ese del " hacé algo", y salimos a matar....nos. Y es la peor de las soluciones.
    Lo mejor es atravesar. O sea, dejarse atravesar por el dolor. Sufrir como un condenado, como un reverendo hijo de puta. Sufrir hasta que uno se canse de sufrir.
    Porque hasta de eso se cansa uno.

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  2. Mambrú además es metrosexual y le importa 1ro su pelito, bueno, la versión moderna (no vale?)

    nosotras como dice maría en parte también salimos a matar, pero mi versión del coments es: "muñecos", lo que se dice andar de putas para uds, pero sin pagar (bueno, esas son nuestras ventajas)

    Fender sin agregar superficialidades a su columna ilustre: magnífica. Está para imprimir como pancarta y lanzar su candidatura en Plaza de Mayo. Yo ando cerca y puedo volantear algo. Seguro gana. Eso sí: no espere afiliados al partido porque por miedo a ser tildados de putos nadie de va a inscribir, pero en el cuarto oscuro, con la mano en el corazón del macho herido, lo votan todos.

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  3. María: deje el I-Ching, usté!

    Blanc//: ¿me parece a mí o me dijo puto?

    Gracias por comentar.

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  4. claro que le parece! yo no le dije puto! me parece que está leyéndome muy apurado, dije que no va a tener afiliaciones a su partido (aunque sí muchos votos) porque los hombres hetero en general no gustan de asumir que sufren por la pérdida de una relación amorosa, como ud postula en esta columna muy bien argumentado. Pero yo jamás pensaría que sufrir por amor es de putos: eso lo piensan los tipos machistas, que son, más o menos camufladamente, la mayoría.
    Hay que ser "bien macho" (o bien hembra si sos mujer?) para llorar delante de otro, asumir que a uno le duele el alma, y mostrar el costado vulnerable(eso pienso yo)

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  5. Tal cuality, no diga mas, yo invito los tragos.

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  6. Bueno, pero no todo es sufrir, mi amigo Leo!, a veces la ruptura sencillamente nunca llega, o si llega no duele, o si duele no importa...

    Quien pudiera volver a sufrir por amor!, aunque mas no fuera un rato.

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  7. No hablaba en serio, digo, por las dudas no sea cosa....

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  8. la verdad...
    yo que ud me retracto, Ingeniero.

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  9. quizás no aprendi a amar aún, solo a sufrir...pero jamás salí de putas (que boludo, no?)
    Por una mujer me entregué al vino,
    y nunca mas volví a verla para agradecerle... un abrazo

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  10. Los que meamos de parado también hemos hecho nuestro aporte a la poética del abandono.
    Me viene a la memoria aquel "1964" de Borges, con su:
    "Ya no seré felíz
    tal vez no importa
    hay tantas otras cosas
    en el mundo..."

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  11. Blanc//: ¿Ahora soy machista? Póngase de acuerdo. ;)

    Nico: no, yo estoy bastante bien (bueh, el que tiene siempre teme perder lo que tiene, preguntelé sino a los garcas), pero los tragos siempre son bienvenidos.

    Ing.: El próximo post le dará la razón.

    MNSH: ¿Por una sola? Usted es muy sano (bueh, salvo por lo del vino).

    SSS: Don Borges, si le creemos, andaba con algunos problemas a la hora de ser feliz. Pero alardeaba, creo.

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  12. definitivamente ud no entiende lo que escribo...déjelo así. lo arreglamos después o le pego con el paraguas!

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  13. si... despues de taaantos años, todavía sigo preguntándome si es mejor sufrir o no sentir nada... :P

    besos!

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