13 junio 2008

El precio del metro cuadrado

¿Cuánta gente, en este mundo lleno de cosas importantes y urgentes, esconde sus sueños, placeres y ambiciones en esa parcelita interior de un metro cuadrado que sobrevive a todo pero que es inexpugnable para los demás? Supongo que mucha y diversa.
Los habrá que compraron objetivos ajenos junto con cariño y compañía, los que sufrieron el recorte de las alas junto con un diploma y otros que, simplemente, se cansaron de buscar el final del arco iris, perdieron el recuerdo del olor a lluvia, olvidaron qué sentían al percibir esa tibieza vecina en la fría madrugada, desistieron del orgullo de ser lo que nadie espera o muchas otras cosas, tantas como sueños y seres humanos haya.
Entre las demandas del vivir, las urgencias de lo indiferible, las exigencias de los compromisos, ese metro cuadrado cumple una misión importante: mantenernos vivos. Nos guía el anhelo de que una vez acalladas las demandas, satisfechas las urgencias, cumplidos los compromisos, seremos capaces de ir hasta allí a buscar a ese niño que quería ser astrónomo, músico, escritor, labrador y/o bombero. Quizá descubramos, con pavor, que el niño está demasiado crecido, trabaje en una cabina de cobro de peaje o que, simplemente, haya muerto de aburrimiento mientras esperaba.
Suelen esgrimirse muchas razones, pero somos nosotros quienes nos hemos sentido incómodos exponiendo esas cuestiones ante los demás y nos empujamos al ropero interior por vergüenza. Cumplimos con el mandato de madurar al costo de simplificarnos para los demás.
Aprendí hace poco a dejar de ser el carcelero de mi mismo. Y quien intente tomar su lugar estará en mi lista, señor.


3 comentarios:

  1. El olor a lluvia sobre la tierra mojada...

    Yo empecé a estudiar a los 39 lo que quería de chico. La evolución "gracias a Dios" no es lineal.

    ResponderBorrar
  2. Una única vez fue suficiente para enterarme cuan grave puede ser no animarse a esperar y guardar para después.
    Hoy viajo con lo llevo puesto, que es de lo mejorcito.

    ResponderBorrar
  3. unser: me voy a comprar el telescopio. Me hará descuento Césare?

    manue: eso he tratado de hacer desde que soy chico. No sé por qué. Creo que es algún gen gitano de la herencia eslava.

    ResponderBorrar

La única condición es dar la cara. Identificarse es ser buena gente. Anónimos dependen de su viveza y don de gentes.
Perdón el capcha, pero el spam golpea fuerte estos días.