Acaba de morir Norman Mailer. Si mal no barrunto, quizá el último que quedaba de aquella vieja nueva novela americana, y uno de los pilares del nuevo periodismo (tan mal estudiado y peor aplicado).
Periodista, escritor, guionista, crítico, investigador, cronista, biógrafo, editor, redactor. Fue mi paradigma del hombre inteligente (el que a veces se equivoca, pero que tiene la valentía de asumirlo), del grafópata desbocado, del iconoclasta, del que se cocina en sus ideas. Salvando las distancias y las catástrofes personales, es el Walsh norteamericano (porque digan lo que digan, acá hubo un Walsh y nunca debemos olvidarlo).
Quedan cada día menos, sobre todo en un país como el suyo, en el que el sentido común no abunda.
Acá tampoco sobra. Miren alrededor...
Quedan cada día menos, sobre todo en un país como el suyo, en el que el sentido común no abunda.
Acá tampoco sobra. Miren alrededor...
Todavía me acuerdo del día en que leí los primeros fragmentos de Mailer. Absolutamente pertinentes a los tiempos que corren, en más de un sentido.
ResponderBorrarY si bien nunca me había puesto a pensar en Walsh como un "equivalente" de Mailer, ahora me hizo pensar en las voces de los tiempos, y cuánta falta nos hace un Walsh hoy.