Parece ser que Ratzinger Z se mandó una nueva: renegar otra vez de Darwin. Al Látigo de Wojtyla la explicación de la selección natural le resulta sofocante, y recomienda a los católicos utilizar una visión más amplia sobre el tema. Para esta recomendación, no aporta ninguna nueva teoría a la luz de nuevos descubrimientos ni ningún nuevo elemento al debate. Otra vez invoca su tácita autoridad (nunca mejor usada la "falacia de apelación a la autoridad"), y se remonta a los tiempos del Obispo de Oxford, quien ya hacía el ridículo con Thomas Huxley.
Lo mismo que para los Testigos de Jehová, los Mormones y todo aquel que necesite un sostén sobrenatural para el mundo, la ciencia es incómoda.
Está claro que para cuestiones no resueltas, la ciencia pone delante de la misma aseveración la palabra teoría, con un pudor que mal se entiende, a veces. Mientras se prueba de manera determinante su validez, una hipótesis es discutible. Es saludable que así sea: la ciencia lo demuestra a cada paso, pues es su razón de ser. Por ejemplo, nadie cree ya que la Tierra sea el centro del universo. Salvo Ratz, claro. Pero Ptolomeo lo creía, en base a sus modestas observaciones. Incluso, Tycho Brahe. Hasta que Galileo, Copérnico, Kepler y Newton no definieron la mecánica celeste en una serie de reglas más o menos fijas, siempre hubo discusiones. De hecho, alguna de las últimas, se dirimieron con el uso de otra teoría: la de la relatividad. Los planetas no cumplen exactamente las predicciones newtonianas, pero si se les aplica una corrección relativista, si. Hoy en día, esta cuestión se utiliza más para afirmar la Teoría de la Relatividad, que para fundar la de la mecánica orbital.
¿Porqué rebuznan?: la navaja de Occam les niega la necesidad de un Creador, pues Darwin y otros enunciaron una teoría bastante bien fundada que no lo necesita.
Yo soy agnóstico, y no se me ocurriría decir: "la teoría de la evolución prueba la inexistencia de Dios". Sólo pone en duda la veracidad del Génesis, libro del que tendría muchas más dudas si hablara de sopas primordiales, rayos ultravioletas y mutaciones proteicas.
A veces los defensores de una posición son sus principales enemigos. Ratzinger Z confirma todas mis dudas y me hace pensar en si no conviene ser ateo, directamente.
Nunca mejor usado el dicho: "A llorar, a la Iglesia".
Lo mismo que para los Testigos de Jehová, los Mormones y todo aquel que necesite un sostén sobrenatural para el mundo, la ciencia es incómoda.
Está claro que para cuestiones no resueltas, la ciencia pone delante de la misma aseveración la palabra teoría, con un pudor que mal se entiende, a veces. Mientras se prueba de manera determinante su validez, una hipótesis es discutible. Es saludable que así sea: la ciencia lo demuestra a cada paso, pues es su razón de ser. Por ejemplo, nadie cree ya que la Tierra sea el centro del universo. Salvo Ratz, claro. Pero Ptolomeo lo creía, en base a sus modestas observaciones. Incluso, Tycho Brahe. Hasta que Galileo, Copérnico, Kepler y Newton no definieron la mecánica celeste en una serie de reglas más o menos fijas, siempre hubo discusiones. De hecho, alguna de las últimas, se dirimieron con el uso de otra teoría: la de la relatividad. Los planetas no cumplen exactamente las predicciones newtonianas, pero si se les aplica una corrección relativista, si. Hoy en día, esta cuestión se utiliza más para afirmar la Teoría de la Relatividad, que para fundar la de la mecánica orbital.
¿Porqué rebuznan?: la navaja de Occam les niega la necesidad de un Creador, pues Darwin y otros enunciaron una teoría bastante bien fundada que no lo necesita.
Yo soy agnóstico, y no se me ocurriría decir: "la teoría de la evolución prueba la inexistencia de Dios". Sólo pone en duda la veracidad del Génesis, libro del que tendría muchas más dudas si hablara de sopas primordiales, rayos ultravioletas y mutaciones proteicas.
A veces los defensores de una posición son sus principales enemigos. Ratzinger Z confirma todas mis dudas y me hace pensar en si no conviene ser ateo, directamente.
Nunca mejor usado el dicho: "A llorar, a la Iglesia".
Muy bueno el post/artículo.
ResponderBorrarMe gustó la frase con la que cerraste. Saludos
¿porqué esa necesidad de aferrarse a la mitología judía? ¿O es que el Antiguo Testamento se diferencia mucho de la mitología helena, la romana, la egipcia, la hindú, la china, la inca o la maya?
ResponderBorrarYo soy ateo, pero si creyera en algún tipo de dios, me serguiría pareciendo insostenible que el origen de la humanidad fueran Adan y Eva. ¡Vamos Hombre! puestos a creer en una fantasía, prefiero el modelo de "Hedwig and the angry inch".
Ahora, digo yo...esto no será gastar pólvora en chimangos, estimado Fender?
ResponderBorrarBah, no sé, será que a mí lo que diga Ratzinger me da lo mismo.
Saludos.
Este muchacho es impresentable, realmente me parece que va a terminar mal, a manos de una turba encolerizada. Realmente no hace falta creer a rajatabla todo lo que dice la biblia para creer en dios: por experiencia te digo que se puede conciliar pensamiento científico y la idea de dios. Pero eso fue antes. Ahora, desde mi agnosticismo/ateísmo, se me hace difícil. Cuando nos libraremos de los idiotas fanáticos? Cuando?!
ResponderBorrarDamián: Gracias.
ResponderBorrarFodor: Yo le tengo cariño al budismo, digamos que a la hora de preferir, prefiero una religión que favorezca el autobalance, y no que dependa de la absolución de un tercero (sacerdote) para conseguir el ticket al cielo (?). Ni hablar de los delirantes como este buen (?) hombre.
Herr K.: Mire, el tipo propicia el oscurantismo. Me preocupa porque siempre estuve en algún colectivo minoritario susceptible. Y no es por mí, que me la banco bastante bien, sino por algunos amigos, que sufren mucho la marginalidad.
JuanSolo: (¿Sos vos, o sos el otro? No, sos vos. Je.) Nunca, pero no está de más creer que algún día...
"-Si dios es omnipotente, ¿que le cuesta crear el mundo en seis dias y distribuir algunos esqueletos de megaterios para poner a prueba la fe o la estupidez de los hombres?"
ResponderBorrarP.D.: Yo soy ateo, pero esa reflexion me resulta interesante...
Lo que puso nicolas arriba me suena de alguna parte...
ResponderBorrarqué, todos somos ateos o agnósticos por acá?... no digan nada,ustedes también fueron a colegio religioso...
excelente análisis, F. pero por favor dejá de abusarme de los links que me pierdoooooo
Nicolas: Estem... Ya sabemos que alguien omnipotente, si está un poco -solo un poco- chalado, las cosas serían bastante más divertidas acá abajo...
ResponderBorrarAnaïs: No lea los links, si no quiere. Pero me parece que si no abuso de los links, abuso de la paciencia de los lectores, explicándoles algo que tal vez no quieran saber.
Lo que dije esta sacado de "Sobre heores y tumbas" en la parte del informe sobre ciegos, son dos o 3 paginas de genialidad, el contexto de ese pedazo del dialogo...
ResponderBorrarhay que destituirlo/derrocarlo ya!
ResponderBorrarSi, apesta a facho!!!
ResponderBorrarLa verdad que no me considero ateo, pero tengo un gran descreimiento (existe la palabra?) en la iglesia desde hace mucho, pero antes al menos estaba Juan Pablo II que era simpático...
El Evangelio de Judas es excelente. Digo, sigo siendo ateo cristiano, budista de acto.
ResponderBorrarPero este libro es estupendo, no solo desacredita todo eso que muchas veces hablamos. Como en este caso. O sea, demuestra porque las cosas que la iglesia dice y que suenan a poca logica, efectivamente, tienen poca logica.